Gabriel, el mayor, vive con su madre en París, Adrián y Laura, en Frankfurt con sus padres. Los tres pasan las vacaciones en el pueblo donde tienen la casa familiar, con la tía Alba, María, la yaya de los tres y la tía Pilar, de 94 años, la hermana pequeña de su bisabuelo. Allí viven aventuras, construyen cabañas, hacen nuevos amigos de todas las edades y, sobre todo, escuchan con atención, los relatos familiares que la tía Alba les cuenta.
-Tía Alba, nos habías prometido que nos explicarías la historia de la tía Severina-le susurró Laura, alzándose de puntillas para intentar acercarse a la oreja de su tía, tras despedir con la mano al coche de Joaquín que desaparecía por la cuesta de la calle.
La tía sonrió pasando cariñosamente el brazo sobre los hombros de su sobrina, mientras con un gesto animaba a los demás niños a entrar al jardín para unirse a ellas en el banco bajo el pino.
-La tía Pilar tenía tres hermanos mayores-comenzó a explicar cuando los cinco estuvieron instalados bajo la sombra protectora.
- ¿También ellos son sus hermanos de leche? -preguntó Anna*, que no había entendido muy bien la idea.
-No, tenían el mismo papá y la misma mamá los cuatro. Se llaman hermanos de leche cuando la misma mujer los ha amamantado, aunque no sean hermanos de verdad-le explicó la tía Alba.
-Yo también tengo un hermano de leche. Se llama Fernando-declaró Gabriel, orgulloso.
-Pero no es exactamente igual-le sonrió su madre, acariciándole suavemente la mejilla-Emma y yo somos amigas. Pasábamos mucho tiempo juntas cuando Fernando y tú erais bebés, antes de que tú y yo nos mudáramos a París. Tú fuiste a tomar teta de Emma porque quisiste.
- ¿Porque él quiso? -se sorprendió Adrián, mirando a su primo con curiosidad.
-Gabriel y Fernando ya gateaban. Estábamos pasando el día aquí en el pueblo, con la tía Pilar-explicó la tía Alba, sonriendo ante la expresión de asombro de su sobrino-Emma preguntó a su hijo si quería teta, pero Fernando se fue hacia su padre y le tendió los brazos para que lo cogiera. Gabriel oyó la palabra teta y como su amigo no fue, él gateó directo hacia Emma, poniéndose de pie junto a ella y tendiendo el dedo. Emma le dio de mamar y luego, Gabriel continuó con sus juegos en el suelo.
- ¿Y fue también así para la tía Severina?-preguntó Laura.
-No, fue diferente-dijo la tía Alba, con una expresión más triste-La yaya Elisa, la mamá de la tía Pilar tuvo otra niña cinco años después de ella naciera.
- ¿A vuestra tía Severina? -quiso saber Anna, pensando haber entendido el embrollo de la historia.
-No, otra niña que murió al nacer-le respondió la tía Alba, sacudiendo suavemente la cabeza.
- ¡Qué triste! ¿Por qué murió? -dijo Laura, enfrentándose por primera vez en su vida a la idea del fallecimiento de un recién nacido.
-No lo sé-dijo la tía Alba-Posiblemente el parto se complicara. Pensad que eso hace casi un siglo que ocurrió. Las vacunas se estaban desarrollando en ese periodo de la historia y justo un año después del nacimiento de la tía Severina, Alexander Fleming descubrió el uso de la penicilina como antibiótico. Por supuesto, las cesáreas para que nacieran los niños eran poco frecuentes y no siempre terminaban bien.
La tía Alba miró las caras de los niños y les sonrió con dulzura.
-Pero no siempre se morían los niños al nacer-les dijo, animando la voz-Muchos bebés vivían porque todo iba bien durante el parto.
- ¿Y la tía Severina? -preguntó Gabriel, sin perder el hilo de la historia.
-La yaya Elisa estaba muy triste porque realmente deseaban a esa niña-continuó explicando su madre-Así que decidieron que querían adoptar un bebé.
- ¡Pero no se puede reemplazar una persona por otra, aunque sea un bebé! -se escandalizó Anna, abriendo muchos los ojos.
- ¡Por supuesto que no! -le aseguró la tía Alba, con voz firme-No creo que fuera esa la idea. La yaya Elisa, mi bisabuela, había perdido a su madre al nacer. Cuando el hilo de una relación se rompe nunca se puede reemplazar. Se puede tejer una nueva y eso, la yaya Elisa lo sabía muy bien pues ella tuvo una madrastra.
- ¿La yaya Elisa tuvo una madrastra como Blancanieves? -se sorprendió Laura, con expresión escéptica.
- ¡Pero sólo se parecían en eso, en que eran madrastras! -rio la tía Alba de buena gana, al ver la cara de su sobrina-La yaya Carmen, la segunda mujer de tu tataratataraabuelo, era todo lo contrario de una madrastra de cuento: buena, cariñosa y siempre pendiente de su hijastra. Cuando hay amor, como tenía la yaya Carmen, da igual que seas madrastra o no. Ella lo dio a la hija de su marido y siempre la consideró su hija mayor, incluso cuando después nacieron sus propios niños. La yaya Elisa también quiso dar ese amor a otro bebé, aun sabiendo que nunca olvidaría a la que perdió. Pero cuando fueron a solicitarlo, les dijeron que recién nacidos, en ese momento, no tenían ninguno.
- ¿La tía Severina tampoco tenía mamá? -preguntó Anna, adoptando en su sorpresa la forma de hablar de sus amigos.
- ¡Claro que tenía mamá! -rio la tía Ana, ante la confusión de la niña-La señora Montse, su madre, parece ser que tenía dificultades para alimentar a la tía Severina. Nunca entendí del todo dónde estaba realmente el problema por más que pregunté. No era su primer bebé. Ya tenía un hijo mayor, pero la tía Severina no se cogía al pecho y estaba muy desnutrida. Así que, desesperados, buscaban a una mujer que quisiera alimentar a su niña. De esta forma, por el boca a boca, se pusieron en contacto las dos familias. La yaya Elisa aceptó y se llevó a la niña a casa.
-Debía ser muy duro para ella que se muriera su hija y tener otra niña tan malita-comentó Adrián, apretando con fuerza la mano de su primo.
-Seguro que sí-le confirmó su tía antes de proseguir con el relato-Efectivamente, la tía Severina no sabía cogerse al pecho y estaba muy delgada. Según me contaron, la yaya Elisa consiguió que bebiera dándole en su dedal de costura la leche que se extrajo, pero al día siguiente, las fuerzas le faltaron y pensó en devolver a la niña.
- ¡Pero no la devolvió! -exclamó Laura, apretándose junto a su tía.
-No, no la devolvió-continuó ésta, acariciándola suavemente-Esa mañana, llegó el yayo de la tía Severina, preguntando si la niña se había muerto.
- ¿Si se había muerto? -se escandalizó Gabriel, sin poderse retener, soltando con el sobresalto, la mano de Adrián.
-Piensa que la familia ya no quería hacerse ilusiones. Llevaban mucho tiempo buscando a alguien que pudiera salvar a su bebé y aunque no se daban por vencidos, tenían mucho miedo de que no lo lograran -le explicó su madre, con un ademán cariñoso-Pero cuando la yaya Elisa le aseguró que no, que la niña no sólo estaba viva, sino que había podido alimentarla, se alegró muchísimo. De hecho, convenció a la yaya Elisa para que no devolviera a la niña, que aquello les daba una luz de esperanza.
- ¿Y así fue como pasó a formar parte de la familia? -preguntó Anna, que había estado reteniendo la respiración en la última parte del relato.
La tía Alba asintió con la cabeza mientras finalizaba:
- La familia dejó el piso que tenían alquilado en el barrio del Carmen para alquilar la planta baja de una casa con jardín cerca del camino del Grao para estar más cerca de la familia de la tía Severina y allí estuvieron hasta que...
- ¡Chicos, a merendar! -llamó la yaya María desde la terraza, donde las dos hermanas de leche seguían hablando de sus cosas.
*Anna es una amiga de los tres primos, que va al cole con los mellizos Laura y Adrián. Está pasando unos días con ellos.
---------
Gabriel, the eldest, lives with his mother in Paris, Adrian and Laura, in Frankfurt with their parents. The three spend their holidays in the village where they have their family home, with aunt Alba, the yaya (granny) of the three and aunt Pilar, 94, the younger sister of their great-grandfather. There they live adventures, build cabins, make new friends of all ages and, above all, listen attentively to the family stories that Aunt Alba tells them.
-Aunt Alba, you had promised us that you would tell us the story of Aunt Severina," Laura whispered to her, tiptoeing up to try to get close to her aunt's ear, after saying goodbye with her hand to Joaquín's car, which was disappearing down the street slope.
Her aunt smiled affectionately passing her arm over her niece's shoulders, while with a gesture she encouraged the other children to enter the garden to join them on the bench under the pine tree.
-Aunt Pilar had three older siblings - she began to explain when the five were installed under the protective shade.
- Are they her milk siblings too? -asked Anna, who had not understood the idea very well.
-No, they had the same father and mother, all four of them. They are called milk siblings when the same woman has breastfed them, even if they are not real siblings," explained Aunt Alba.
-I also have a milk brother. His name is Fernando," declared Gabriel proudly.
-But it's not exactly the same," her mother smiled, gently stroking her cheek, "Emma and I are friends. We spent a lot of time together when you and Fernando were babies, before you and I moved to Paris. You went to Emma's tit because you wanted to.
- Because he wanted to? -Adrian was surprised, looking at his cousin curiously.
-Gabriel and Fernando were already crawling. We were spending the day here in town, with Aunt Pilar," said Aunt Alba, smiling at her nephew's astonished expression. "Emma asked her son if he wanted a tit, but Fernando went to his father and stretched out his arms to get him. Gabriel heard the word tit and as his friend did not go, he crawled straight to Emma, standing next to her and outstretched his finger. Emma breast-fed him and then Gabriel continued his games on the floor.
- And was it also so for Aunt Severina?" asked Laura.
-No, it was different," said Aunt Alba, with a sadder expression. " Yaya Elisa, Aunt Pilar's mother had another girl five years after she was born.
- Your aunt Severina? -Anna wanted to know, thinking she understood the mess of the story.
-No, another girl died at birth," Aunt Alba replied, shaking her head gently.
- How sad! Why did he die? -said Laura, facing for the first time in her life the idea of the death of a newborn.
-I don't know," said Aunt Alba. "Possibly the birth will be complicated. Well, remember that that occurred almost a century ago. Vaccines were being developed in that period of history and just one year after the birth of Aunt Severina, Alexander Fleming discovered the use of penicillin as an antibiotic. Of course, cesarean sections for children to be born were infrequent and did not always end well.
Aunt Alba looked at the children's faces and smiled sweetly at them.
-But children didn't always die at birth," she said, cheering her voice. "Many babies lived because everything went well during childbirth.
- And Aunt Severina? -asked Gabriel, without losing the thread of the story.
-Yaya Elisa was very sad because they really wanted that little girl," she continued, explaining her mother, "So they decided they wanted to adopt a baby.
- But you can't replace one person with another, even if it's a baby! -Anna was scandalized, opening many eyes.
- No, of course not! -Aunt Alba assured her, with a firm voice. -I don't think that was the idea. Yaya Elisa, my great-grandmother, had lost her mother at birth. When the thread of a relationship breaks, it can never be replaced. You can weave a new one and that, Yaya Elisa knew very well because she had a stepmother.
- Did yaya Elisa have a stepmother like Snow White? -Laura was surprised, with a skeptical expression.
- But that's all they looked like, they were stepmothers! Yaya Carmen, the second wife of your great-great-great-grandfather, was the opposite of a fairytale stepmother: kind, affectionate and always caring for her stepdaughter. When there is love, as Yaya Carmen had, it doesn't matter if you're a stepmother or not. She gave it to her husband's daughter and always considered her her eldest daughter, even when her own children were born later. Yaya Elisa also wanted to give that love to another baby, even though she knew she would never forget the one she lost. But when they went to apply, they were told that newborns, at the time, had none.
- Aunt Severina didn't have a mom either? -Anna asked, adopting in her surprise the way of speaking of her friends.
- Of course she had a mother! -Señora. Montse, her mother, seems to have had difficulty feeding Aunt Severina. I never quite understood where the problem really was, no matter how much I asked. It wasn't her first baby. She already had an older son, but Aunt Severina did not breastfeed and was very malnourished. So, desperate, they were looking for a woman who wanted to feed their child. In this way, by word of mouth, the two families came into contact. Yaya Elisa accepted and took the girl home.
-It must have been very hard for her when her daughter died and she had another child so ill," said Adrian, holding his cousin's hand tightly.
-Surely," his aunt confirmed before going on with the story, "Effectively, Aunt Severina did not know how to hold herself to the tit and was very thin. According to what they told me, Yaya Elisa managed to make her drink by giving her the milk that was expressed in her sewing thimble, but the next day, her strength was lacking and she thought about giving the girl back.
- But she didn't return it! -exclaimed Laura, squeezing herself next to her aunt.
-That morning, Aunt Severina's grandpa arrived, asking if the girl had died.
- Had she died? -Gabriel was scandalized, without being able to hold on, and with the start, he let go of Adrian's hand.
-The family didn't want any more illusions, you see. They had been looking for someone who could save their baby for a long time, and although they did not give up, they were very afraid that they would not succeed," her mother explained with a loving gesture. In fact, he convinced Yaya Elisa not to return the child, as this gave them a light of hope.
- And that's how she became part of the family? -asked Anna, who had been holding her breath in the last part of the story.
Aunt Alba nodded as she finished:
- The family left the flat they rented in the Carmen neighbourhood to rent the ground floor of a house with a garden near the Grao road to be closer to Aunt Severina's family and there they stayed until the...
- Children, let's have a snack! -Yaya Maria called from the terrace, where the two milk sisters were still talking about their things.
*Anna is a friend of the three cousins, who goes to school with twins Laura and Adrian. She' s spending a few days with them.