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La palabra portada deriva de puerta, lugar de acceso a ese mundo mágico que se esconde entre las páginas de un libro. Da igual que lo escrito roce la fantasía o que se apoye en una sólida investigación documental. Traspasar ese umbral siempre revela un acto que trasciende de nuestra cotidianidad, dando vida en la mente a algo que, en realidad no está.
Plasmar un mapa procede de una magia diferente.
La realidad que se representa es real. Anatolia, sin ir más lejos, existe, formando parte de nuestra bella Tierra. Sin embargo, al plasmarla sobre un papel o un lienzo, el conocimiento que tenemos de un determinado espacio geográfico se vuelve más "concreto". Le damos una escala humana, que la inmensidad del territorio no nos permite percibir.
¿Cosimo I de Medici se planteó todo esto al encargar a Ignazio Danti los mapas para su Palazzo Vecchio? Puede ser. De cualquier modo, como vimos en el artículo anterior, conocía muy bien el precio del poder y, desde luego, estaba dispuesto a hacer todo lo que estuviera en su mano para mantenerlo.
La sala de los mapas era, sobre todo, el guardarropas. Situado en el segundo piso, los Medici guardaban objetos valiosos, pero era también un lugar para mostrar sus amplios conocimientos, a la vanguardia de su época.
Los mapas representaban todos los territorios conocidos hasta el momento, apenas 70 años después del descubrimiento de América. Un enorme globo terráqueo se hallaba en medio de la sala, bajo el techo pintado como un cielo nocturno estrellado. Pero volvamos al mapa que ilustra la portada de ANATOLIA, 6000 AÑOS ATRÁS . Era, sin duda, un lugar estratégico.
Hemos hablado de la situación geopolítica de una parte de Europa,
¿pero, qué ocurría mientras tanto en aquella parte del Mediterráneo?
Durante siglos, había formado parte del llamado Imperio Bizantino, lugar de paso obligado para comerciar con Oriente, a través de la Ruta de la Seda. La caída de Constantinopla en manos de los turcos, que ya controlaban buena parte de la península de Asia Menor, supuso un cambio en el equilibrio político de la zona.
Florencia no era ajena a esa mutación de los engranajes del poder.
El nuevo Imperio Otomano, grupo turco dominante, amenazaba con avanzar, imparable, hacia el Oeste. Este es el tipo de conversaciones que Celia solía tener con Yusuf, el profesor de Historia, personaje de ANATOLIA, 6000 AÑOS ATRÁS. Celia trae en su mente unos recuerdos de un tiempo remoto, que no concuerdan con la realidad que descubre al llegar a Ankara.
¿Quieres descubrir ese misterio que se oculta en la mente de Celia? Puedes descubrirlo aquí .